jueves, 27 de septiembre de 2012

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Radiografía a... La Medicina Ambiental

Septiembre de 2012 - Carmen Villodres

Las nuevas condiciones ambientales están provocando la aparición de una serie de cuadros de enfermedades, tan complejas como poco conocidas, pese a la existencia de especialistas que llevan trabajando en ellas -con resultados probados- desde hace más de 30 años y que divulgan sus investigaciones, saberes y tratamientos en libros, revistas científicas, entrevistas y congresos. Es el caso de William Rea, un pionero en la práctica de esta emergente rama de la Medicina, que ha participado, junto con otros prestigiosos especialistas, en el VI Congreso de Medicina Ambiental, que bajo el lema "Un cambio necesario", se ha celebrado en Madrid

Como datos sobresalientes manejados por los expertos hay que resaltar que las enfermedades de sensibilización central podrían estar afectando, en diferentes grados, a un 15-20 por ciento de la población de los países desarrollados. Según sus estimaciones, en España, hay unas 300.000 personas afectadas sin que reciban un tratamiento adecuado, aunque existe, por falta de clínicas especializadas. Destacan también que desde 1965 han sido creados cuatro millones de compuestos químicos diferentes, de los que unos 100.000 se producen y comercializan, pese a la  manifiesta toxicidad de algunos de ellos. Y advierten, además, sobre las radiaciones electromagnéticas, cuyos efectos nocivos comienzan a ser reconocidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), "a pesar de las presiones del sector de las telecomunicaciones". Más o menos explícitamente todos fueron críticos con las presiones que impiden un mayor desarrollo, conocimiento y arraigamiento de la Medicina Ambiental.


El espaldarazo de la OMS
Gracias a la avanzadilla  y al esfuerzo  de éstos, no siempre bien comprendidos científicos y doctores, la Asamblea Parlamentaria Europea dio en 2009 el gran espaldarazo a la Medicina Ambiental al reconocerla como una nueva disciplina médico-transversal, abriendo así la puerta al desarrollo de programas de formación, tanto para estudiantes como para médicos, a nivel europeo. Todo un logro.
Dos recientes reconocimientos les vienen a dar la razón en su  gran caballo de batalla, que no es otro que un medio ambiente tóxico perjudica seriamente la salud. Por una parte, la OMS acaba de declarar el humo del diésel como causante de cáncer. Y cuando se cumplen 10 años del hundimiento del Prestige en las costas gallegas, la revista Occupational and Environmental Medicine ha demostrado, basándose en  los estudios más exhaustivos llevados a cabo hasta ahora en un desastre ecológico con derrame de fuel, que los problemas respiratorios e,incluso,  las alteraciones cromosomáticas de los primeros marineros que acudieron a retirar el fuel, seguían vigentes más de cinco años después del naufragio.


Qué es la Medicina Ambiental
Aunque existen diversas definiciones que explican qué es la Medicina Ambiental, según Pilar Muñoz Calero, Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universdiad Complutense de Madrid, pediatra, neonatóloga, estomatóloga, y especialista en adicciones, "la Medicina Ambiental trata los daños que  provocan los tóxicos en multitud de estructuras de nuestro organismo, ayudando a recuperar la homeostasis y  la capacidad de sanación". La doctora Muñoz Calero es además directora de la Clínica de la Fundación Alborada, una de las dos fundaciones organizadoras de este Congreso, uno de los pocos centros en donde son aplicados los protocolos y enseñanzas de William Rea y otros expertos.
Muñoz Calero sitúa en "clave ambiental" enfermedades como el Alzheimer, Parkinson, muchos tipos de cáncer, diabetes, hipersensibilidades a los químicos tóxicos o a las radiaciones electromagnéticas. También vincula, como causa principal o, al menos, que guarda relación con la contaminación ambiental a la que nos exponemos cada día, enfermedades como la fatiga crónica y la fibromialgia, asma y alergia. Y centró sus esperanzas en "los éxitos logrados por la Medicina Ambiental, que ayuda a recuperar multitud de estructuras  de nuestro organismo, recuperar la homeostasis y la capacidad de sanación". Por todo ello, anima a los nuevos médicos a formarse en esta rama de la Medicina.


Un 95 por ciento de las patologías tiene que ver con el medio ambiente
Un análisis de aliento realizado a 500 personas ha dado como resultado que todas ellas presentaban tóxicos en mayor o menor medida. Así lo ha hecho saber William Rea, el fundador del Centro de Salud Ambiental de Dallas, que ha dirigido durante 30 años, y que tiene en su haber el tratamiento de más de 30.000 pacientes aquejados de enfermedades ambientales.  El autor de Sensibilidad Química devino de cirujano general y vascular a celebridad mundial en Medicina Ambiental cuando vio la necesidad de un conocimiento más profundo sobre la mala salud de los pacientes que se sometían a implantes e injertos. Fue determinante en su evolución que su propio hijo casi muriese de asma y que él mismo ha padecido lo que se ha dado en llamar Sensibilidad Química Múltiple (SQM), una de las manifestaciones más importantes de la enfermedad ambiental. "Se trata de una reacción adversa de nuestro organismo ante los niveles tóxicos que contiene el aire, los alimentos y el agua", insiste.
Rea  estima que un 95 por ciento de las patologías que sufrimos tiene relación con el medio ambiente y de que la mayor parte de la población padece de una forma u otra algún tipo de enfermedad cuyos síntomas incluyen sensibilidad a los olores o pérdida de la facultad olfativa, fatiga crónica o fibromialgia, pérdida de memoria a corto plazo, confusión, hinchazón, dificultad respiratoria o arritmias cardiacas. Pero los peligros no acaban ahí. Rea también ha descubierto a través de sus investigaciones que las membranas acusan huellas de campos electromagnéticos. No son pocas las personas que en EE.UU. han cambiado de casa y puesto de trabajo tóxicos siguiendo sus indicaciones. Por algo, William Rea es considerado "el padre de la Medicina Medio Ambiental".


Buenas noticias, la terapia Rea
El remedio más rotundo para librarse de esa carga tóxica es evitar los contaminantes en el aire, tanto en el exterior como en el interior de las casas; la comida, seguir una dieta ecológica; el agua, siempre filtrada o purificada y si es embotellada, en vidrio; neutralización subcutánea o sublingual; nutrición intravenosa para estimular la desintoxicación natural del cuerpo, suplementos orales e intravenosos de citrato de calcio, de magnesio, aspartano y otras sustancias, dieta rotativa, terapia de oxígeno; desintoxicación por calor para eliminar los tóxicos del organismo con sauna, ejercicio físico y masaje; cirugía, eliminando implantes y  el órgano afectado, en el caso de que sea posible. Pero claro, ¿en manos de quién está no respirar aire contaminado, por ejemplo?


Los carbohidratos simples, verdaderos "narcos" de la sociedad de consumo
Para el doctor Javier Hernández Covarrubias, otorrinolaringólogo, alergólogo y especiaslista en Medicina Ambiental Aplicada, "los carbohidratos simples son los verdaderos "narcos" de la sociedad de consumo". Para este especialista, la nuestra es la primera generación  de la historia que consume alimentos industriales "que sacrifican los nutrientes para que éstos duren más". Es el caso de los carbohidratos, -subraya- , muy presentes en los alimentos industriales, que aportan energías pero no nutrientes, tan necesarios para combatir un ambiente adverso, advierte.
Según su libro Guía para vivir sano en un mundo tóxico, las enfermedades degenerativas y tóxicas se han convertido en una "epidemia mundial" que afecta especialmente  a los niños. Como miembro del Instituto de Investigación del Autismo, Hernández Covarrubias asegura que los padecimientos de neurodesarrollo, con características bioquímicas y orígenes comunes, denominados trastornos del espectro autista, están entre las dolencias relacionadas con la contaminación de más difícil diagnóstico.
En su Guía para Padres y Pacientes, Hernández Covarrubias, añade una lista de metales que divide en  orgánicos (ftalatos, solventes, organofosfatados, hidrocarbonetos) e inorgánicos (Cadmio, Plomo, Aluminio, Cloro) entre los agentes agresores que ingresan en el organismo a diario a través de contacto, ingestión e inhalación. A estos añade factores biológicos como hongos, bacterias, parásitos, pólenes y polvos que inciden en lo que  llama la "carga total" que supera la capacidad natural de cualquier organismo vivo para defenderse de un medio ambiente contaminado.
Especial hincapié hace Hernández Covarrubias en los riesgos del mercurio, presentes en vacunas como la de la gripe, en algunas amalgamas dentales e incluso en ciertos medicamentos. Recomienda muy especialmente  a las embarazadas huir de las citadas amalgamas dentales, de los perfumes o de la joyería que contenga plomo. Evitar alfombras y tapices en las casas, aspiradoras ya que "revuelven el polvo y no limpian", controlar la prolifereación de moho, usar ropa de algodón, no abusar de los teléfonos móviles y electromágnéticos y consumir alimentos orgánicos, son algunas de las sencillas medidas que da para preservarse de la toxicidad.


La importancia de evitar la exposición
Las distintas etapas por las que atraviesa una persona con Sensibilidad Química Múltiple son tan bien conocidas como delimitadas por el doctor William Meggs. Este especialista en Medicina Interna, Alergia, Inmunología y Toxicología, las clasifica en las siguientes etapas:
- Cero Etapa con tolerancia , o la capacidad que tiene una persona para tolerar su entorno químico.
- La primera Etapa con sensibilización o la respuesta irritante con síntomas que pueden incluir dolor en las articulaciones, dolor muscular, dolor de cabeza, fatiga, rubor, prurito, naúseas, y otros síntomas similares.
- La segunda Etapa, que conlleva inflamación del tejido como la artritis, algunos tipos de dermatitis, colitis, asma no alérgica, esclerosis mútiple y rinitis. En esta etapa aún pueden ser revertidos los daños simplemente con la eliminación de los estímulos químicos, es decir, con que cese la exposición. Todos ponen mucho énfasis en éste punto e incluso llegan a afirmar que si la enfermedad no está muy avanzada, es reversible con solo alejarse de los tóxicos que la provocan, en muchos casos.
- Tercera Etapa, que deviene en deterioro de tejidos y órganos. Se produce cuando la inflamación crónica causada por la exposición química ya ha dañado  tejidos del sistema nervisoso, ha causado daño renal, hepático, pulmonar y daño del sistema autoinmune. Esta etapa, subraya Meggs, es ya irreversible.
El componente psíquico de una enfermedad orgánica
Todos los expertos están de acuerdo en que en un mayor o menor porcentaje hay un componente mental en la SQM. La psicoanalista y médico internista Alejandra Menassa opina que la discusión de si ésta es una enfermedad orgánica o psíquica es estéril "ya que no hay nada que suceda en el sujeto sin la participación de su psiquismo". Y relacionó la SQM con la actual crisis, ya que al ser una enfermedad que puede llegar a causar invalidez y que, por tanto, puede impedir el desarrollo del trabajo habitual, entra en juego la sospecha  de una neurosis de renta o simulación. Esto significa que "los pacientes con neurosis de renta o simuladores son aquellos a los que se les supone fingir una enfermedad para conseguir un subsidio, pensión o ayuda estatal, de su empresa o de sus familiares".
Una de las razones, -apuntó la psicoanalista-, de  la resistencia a considerar la SQM como una enfermedad orgánica es la reacción tan distinta de las personas ante las mismas condiciones ambientales: ¿Por qué unas personas enferman y otras no ante idénticas sustancia?, se pregunta. Y responde que hay autores que han trabajado el sistema inmune como el sustrato de lo psíquico en el cuerpo. La psiconeuroinmunología, aclara, que es desarrollada ampliamente a partir de los años 80, se ocupa de las marcadísimas interacciones que existen entre lo psíquico y el sistema inmune. Como dato curioso se refiere a la importancia del lenguaje y de cómo, incluso,  la sola mención del nombre de una enfermedad incide en el paciente. Y pone como ejemplo el relato del doctor John Mackenzie, que en 1886 describe el caso clínico de una paciente que sufría crisis asmáticas desencadenadas por el perfume de las rosas. Y que pasado el tiempo, bastaba con que el doctor le mostrara una rosa de papel a su paciente, para que esta sufriera una crisis. En este y otros ejemplos se basa para argumentar que personas que padecen agorafobia y trastornos de pánico registran mayor riesgo de padecer alergias. Y  cuantifica la propensión de estos pacientes a padecer SQM en seis veces más que en  la población considerada como normal.
Más rotundo se muestra Martin Pall quien recuerda que durante muchos años se ha dado una respuesta psicológica a enfermedades como Parkinson, úlceras, esclerosis múltiples, el lupus, asma o autismo, entre otras, hasta que fue probado su origen fisiológico. Y cita a los doctores Robin Warren y Barry Marshall, a los que se les otorgó el Premio Nobel 2005 en Medicina por demostrar que la úlceras pépticas y la gastritis son causadas por una infección bacteriana (Helicobacter Pylori) y que no son, por tanto, de origen psicógeno. Pall lo detalla muy bien en su libro, "Explicando las enfermedades inexplicadas: Sensibilidad Química Múltiple, fibromialgia, fatiga crónica, síndrome post traumático...".


Una epidemia patológica internacional
Martin Pall introduce un elemento nuevo, el NO/ONOO, un mecanismo bioquímico, presente en todos los casos de SQM y "que es consecuencia del contacto de algunas personas especialmente sensibles con pesticidas organofosforados y organoclorados, disolventes orgánicos, mercurio, pesticidas piretroides y otros químicos habituales de nuestro ambiente". Para este profesor de Bioquímica y de Medicina Básica en la Universidad de Washington, hasta siete clases de productos químicos producen una respuesta común en el cuerpo:  la actividad excesiva de un receptor  del organismo, denominado receptor NMDA (receptores ionotrópicos de glutamato, un neurotransmisor, que actúan como componentes prioritarios en la plasticidad neuronal y memoria).
Basándose en estudios epidemiológicos realizados, tanto en EE.UU.  como en Canadá, Alemania, Suecia o Dinamarca, Martín Pall asegura que existen seis genes implicados en la determinación de la susceptibilidad a la SQM que "es una enfermedad increíblemente común, incluso más que la diabetes". Por ello, se atreve a hablar de "epidemia patológica internacional", con implicaciones importantes en términos de salud pública.
Eduardo Rodríguez Farré, médico especializado en Toxicología, Farmacología, Radiobiología, Neurobiología y miembro del Comité Científico de la UE para nuevos riesgos sobre la salud, explica que el diésel es más perjudicial para la salud que otros combustibles porque produce más hidrocarburos policíclicos y un elevado número de partículas (PM: particulate matter) menores de 10 y 5 micras, que son carcinógenas. Y aclara que aunque la OMS acaba de declararlo como causante de cáncer, "se sabe desde hace tiempo".


La amenaza que viene del mar
A Rodriguez Farré le preocupa la radiación que desde la catástrofe Fukushima se está expandiendo por el mar a causa de las migraciones de los peces y la movilidad de los pesqueros españoles. Sin embargo, ya se está empezando a vender marisco y pescado en la zona próxima a la central nuclear de Fukushima, epicentro del accidente nuclear, tras el análisis realizado a 163 especies por la Federación de Cooperativas Pesqueras de Fukushima y que, según éstos, dieron como resultado radioactividad  cero o muy baja. Aunque habría que tener en cuenta que las autoridades sanitarias japonesas son extremadamente permisivas en el control de productos y de un medio ambiente nocivos para la salud.
Para un experto como Rodríguez Farré, sin embargo, el efecto Fukhusima puede durar años y no se sabe qué impacto tendrá en los humanos. Fukushima, -arguye-, es un Chernóbil a cámara lenta. En Chernóbil hubo una explosión y en pocos días se expandió la radiación. En Japón sigue expandiéndose día tras día aunque digan que no.
Según Rodríguez Farré, en la zona existen isótopos de todo tipo, cesio 137, estroncio 90, plutonio y muchas otras pratículas radioactivas que nos pueden llegar a través de los vertidos al mar y de la  cadena alimenticia. ¿Y cómo puede llegar a España esta contaminación por alimentos? Pues según datos que maneja el doctor Farré, Japón  exporta a la Unión europea 3.000 euros de comida al año, pero aclara que este dato en sí no es lo que importa sino que "lo que se está vertiendo al mar se incorpora en las llamadas cadenas tróficas largas, las moléculas contaminadas del agua pasan al plancton, de éste pueden pasar a los invertebrados y de éstos a los vertebrados carnívoros. Además las cantidades se magnifican porque estos seres las van acumulando y lo concentran. Los peces grandes como el atún o el pez espada concentran grandes cantidades de estos contaminantes".
Al doctor Farré le indigna que la UE haya vuelto a subir los niveles de radiación permitidos en la comida tras la catástrofe de Chernóbil. Y apostilla, "yo estoy en el comité científico de nuevos riesgos para la salud de la Unión Europea y no nos han dejado decir nada acerca de este tema, lo hace el comité de radioprotección que está directamente ligado a industria. Por lo tanto, la decisión de estos niveles está en manos de ingenieros, físicos nucleares...vinculados a la industria". Al parecer en EE.UU. son menos permisivos con los niveles de metilmercurio y están eliminando leche con cantidades de radioactividad permitidas en Europa. Es más, añade Farré, en California y otros lugares de Norteamérica, ya indican mediante carteles en los restaurantes qué tipo de pescados no son indicados para embarazadas.


Los campos electromagnéticos y sus efectos en el medio ambiente
En mayo de 2011 la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa emitía la resolución 1815, titulada "Peligros potenciales de los campos electromagnéticos y sus efectos en el medio ambiente". En esta resolución recomendaba, entre otras cosas, campañas de información específicas al profesorado, los padres y alumnos para advertirles de los riesgos específicos del uso precoz, indiscriminado y prolongado  de los teléfonos móviles y de otros dispositivos que emiten microondas. También recomendaba las conexiones a Internet por cable y regular la utilización de los móviles en el recinto escolar.
Alfredo Suárez, director de la Fundación Vivo Sano, una de las organizadora de este VI Congreso de Medina Ambiental, señala que esa resolución es la que les llevó a lanzar la campaña "Escuela sin Wifi" el 28 de septiembre de 2011. Añade el director de la Fundación Vivo Sano que el documento del Consejo de Europa se basaba a su vez en el informe que Jean Huss había presentado ante la Comisión de Medio Ambiente, Agricultura y Asuntos Sociales del organismo europeo. El informe Huss era mucho más taxativo pues su recomendación era nada más y nada menos que se  prohibieran los teléfonos móviles, los digitales sin cordón , WiMax y los wifi en las escuelas.
También la OMS se había pronunciado a través de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (International Agency for Research of Cancer), calificando las radiaciones electromagnéticas de alta frecuencia como posibles cancerígenas.


Una escuela libre de WIFI
Mientras esto ocurría, en España estábamos en plena expansión del programa Escuela 2.0, dirigido y auspiciado por el Ministerio de Eduación y desarrollado en colaboración con las CC.AA., y que consistía en que cada alumno tendría un portátil conectado con  wifi. Su desarrollo debía producirse desde 2009 al 2013 e iba destinado a los alumnos de centros públicos de 5º y 6º de Primaria (10-12 años) y de 1º y 2º de Educación Secundaria Obligatoria (12 a 14 años).  "Hablo en pasado", precisa Alfredo Suárez" porque el plan ha sido suspendido a causa de la situación económica". En total habría supuesto la distribución de 1.500.000 ordenadores portátiles para los alumnos, más de 80.000 ordenadores para los profesores y las aulas, así como la dotación y el equipamiento de unas 80.000 aulas digitales. Se podría decir que es uno de los escasos efectos positivos de la crisis. Para más información: http://www.escuelasinwifi.org/estudios.htlm
Son muchos los informes, comisiones y congresos científicos, que avalados por sesudos estudios, denuncian sus perniciosas consecuencias del wifi para la salud. Es el caso de la epidemióloga canadiense Magda Havas que en su estudio titulado Wifi in schools is safe, true or false asegura que  promueve tumores en ratas, afecta a la movilidad de los espermatozoides y daña el ADN del esperma, entre otros efectos.
En cuanto a nivel legal, existen tremendas diferencias en cuanto a la permisividad de las legislaciones de los distintos países. También  existen serias dudas  sobre los límites "seguros" en cuanto a la exposición a los mismos. Basta con indicar que en el Reino Unido este límite es un millón de veces superior que en Nueva Gales del Sur (Australia) para que se hagan una idea. Y es que existe bastante unanimidad entre la comunidad científica en que los actuales límites europeos están desfasados. Esto es, que son demasiado permisivo en la mayoría de los países de la UE.
Por  todos estos motivos el director de Vivo Sano  se muestra decidido a continuar con la campaña y se hace eco del informe de David Gee, responsable de la publicación de la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA), que indica el paralelismo que existe entre lo que está ocurriendo con  los campos electromagnéticos y la historia de los rayos X. Y se remonta a los años 50 cuando Alice Stewart descubrió que la exposición de una mujer embarazada a los rayos X doblaba la posibilidad de que el futuro bebé padeciera leucemia. "Esta advertencia fue recibidad con incredulidad, sobre todo por los médicos del sexo masculino, que veían peligrar su nuevo juguete", recuerda David Gee en su escrito "Lecciones tardías de alertas tempranas". Y añade," pasaron 20 años antes de que estos resultados fueran aceptados".
Documentación y fuentes
1. VI Congreso de Medicina Ambiental celebrado en Madrid.
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