IDENTIFICAR A PERSONAS DE RIESGO
Adelantarse al Alzheimer
Un siglo después de que Alois Alzheimer caracterizara la enfermedad que lleva su nombre, se sigue resistiendo la curación. "Aún no tenemos el final feliz de la enfermedad de Alzheimer, porque no es una película sino un culebrón: habrá muchos capítulos y finales parciales felices. Al igual que ha ocurrido con el cáncer, en las demencias no llegará una única píldora que las cure todas", dice Jesús Ávila, director científico del Ciber de Enfermedades Neurodegenerativas. Escribir esos finales felices dependerá de un mayor conocimiento de las fases precoces de este mal de la memoria.
Sonia Moreno | 21/09/2012 00:00
De pie: Pablo Martínez, director científico de la Unidad de Investigación del Proyecto Alzheimer; Arturo Coello, secretario de la Fundación Reina Sofía; José Ramón Naranjo, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB), del CSIC, y Jesús Ávila, director científico de CiberNED; sentadas: Mª Ángeles Pérez, directora gerente de la Fundación CIEN, y Mª Joao Forjaz, del Instituto de Salud Carlos III. (Luis Camacho)
La 'bobera'
En la búsqueda de nuevos marcadores, más tempranos, los pacientes con EA familiar pueden ser de gran ayuda. Dos trabajos, uno en Colombia (iniciativa API, sobre 300 miembros de familias colombianas afectados por lo que allí se conoce como la bobera, con cien portadores de la misma mutación en PSEN1) y otro en Estados Unidos (DIAN, con 240 miembros de familias y diferentes mutaciones genéticas), están probando tratamientos con anticuerpos anti-amiloide. Diferente es el estudio A4, centrado en la forma más esporádica del Alzheimer, que supone un 98 por ciento de los casos.
El trabajo reúne a mayores de 70 años sanos pero que ya exhiben en pruebas de imagen acumulación de amiloide cerebral. Estos pacientes recibirán uno de los anticuerpos que se están ensayando en fase III. A pesar de que los fármacos no están obteniendo los resultados esperados en los pacientes con EA -los recientes datos de bapineuzumab han sido decepcionantes-, se cree que la causa está en que se administran demasiado tarde. Eso, o que la estrategia clásica de ataque a la placa de beta-amiloide no sea la más adecuada. "Lo más probable es que no llegamos a tiempo y eso explicaría los fracasos de los últimos estudios, pero hay abiertas otras vías de investigación", apunta Martínez.
Otras vías
Algunas de ellas se presentan hoy en Madrid en el VIII Simposio Internacional Avances en la EA, codirigido por Pablo Martínez y Jesús Ávila, y promovido por las fundaciones Reina Sofía y CIEN, coincidiendo con el día mundial de la enfermedad. Es el caso del estudio del glucógeno sintasa cinasa-3 (GSK-3), cuya actividad se cree fundamental en la patogénesis de la EA; también se investiga la modulación farmacológica del sodio mitocondrial, así como el prisma de las calciopatías (ver apoyo) y de la proteína tau, y más recientemente, se ha incorporado la proteína prión (PrP) a este complejo puzzle.
"A nivel lo más general posible se busca la posible convergencia de todos esos factores en una sola vía", dice Ávila. Determinar esa diana única bien supondría un happy-end. Pero el camino es largo y requiere más conocimiento del cerebro, lo que es de esperar con iniciativas como BlueBrain y 3pi.
Desde la cama del paciente también se espera la llegada de nuevos datos. Así, la unidad de Martínez pone en práctica un protocolo que, previo consentimiento, sigue con análisis específicos cada seis meses a los pacientes con EA en su unidad, y continúa abierto el proyecto Vallecas en individuos mayores sanos.
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