miércoles, 9 de mayo de 2012

Ocho años después | Neurociencia | elmundo.es

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NUEVO INFORME | Víctimas del 11-M

Ocho años después

Una de las víctimas del 11-M ante el monumento de la estación de Atocha. | Alberto di Lolli Una de las víctimas del 11-M ante el monumento de la estación de Atocha. | Alberto di Lolli
  • El informe se ha elaborado con 436 víctimas atendidas en sus casas
  • El 85% presenta algún trastorno psicológico, sobre todo ansiedad y depresión
  • El 70% sufre inadaptación, sobre todo, en el área de la familia y la pareja
  • Un 94% padece sintomatología propia del trastorno por estrés postraumático
El tiempo no lo borra todo. Han pasado ocho años desde aquel fatídico 11-M, el día en el que en plena hora punta (entre las 07:36 y las 07:40) se produjeron 10 explosiones simultáneas en cuatro trenes de cercanías de la capital. Un total de 191 personas fallecieron y 1.858 resultaron heridas. Y hoy, la mayoría de los afectados sufre algún problema psicológico de importancia y síntomas propios de trastorno por estrés postraumático (TEPT).

Ésta es la primera y más importante conclusión que se desprende del informe realizado con más de 400 víctimas y que ha sido elaborado dentro del proyecto ASATY, de Apoyo Psicológico a los Afectados de Terrorismo del Servicio de Psicología Aplicada (SPA) de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), presentado hoy en Madrid.

Los datos

De hecho, tal y como se apunta en el mismo, un 85, 2% de los afectados por el 11-M presenta algún trastorno clínico a los ocho años de los atentados, en su mayoría depresión (60%) y ansiedad (18%).
A estas cifras se suma el hecho de que el 94% sigue sufriendo algún tipo de sintomatología propia del TEPT, hipervigilancia, evitación (no poder volver a subir a un tren), reexperimentación, a lo que se añaden obsesiones e insomnio.

Destaca también como dato preocupante el que el 66% de las víctimas estudiadas padezca problemas psicosociales, como falta de adaptación en el ámbito familiar, en la pareja o en la vida laboral.

José Luis Martorell, director del SPA, detalla a ELMUNDO.es: "El trabajo es de gran importancia, por los años de seguimiento y por el número de personas involucradas, además de la metodología empleada. Lo que queríamos saber, con la ciencia en la mano, es el estado real de las víctimas. No la impresión de un profesional, si no datos con toda su validez científica".

Así, el informe final está basado en los datos recogidos de 436 víctimas de entre 18 y 81 años, aunque el 70% cuenta con entre 30 y 57 años. Un 83,5% es de nacionalidad española mientras que el 16,5% es extranjero. De todos los implicados en el informe, un 49% son heridos con secuelas psicológicas y un 42%, familiares de fallecidos y heridos.

El proyecto ASATY tiene como misión "explorar el estado psicológico de las secuelas en los afectados de los atentados del 11-M con el transcurso de los años. Asimismo, pretende identificar los factores de riesgo asociados a la permanencia de estas secuelas e identificar aquéllos que necesiten atención psicológica. Es un proyecto que va a continuar y en el que ya hay más de 500 víctimas involucradas, pero hemos hecho este alto en el camino para presentar los resultados que hemos obtenido", aclara José Luis Martorell.

Evitar el aislamiento

Y surge, según el experto, a tenor de una petición "de la Asociación 11-M Afectados de Terrorismo que empezó a trabajar con una de las psicólogas catalanas, Sara Bosch, más involucradas en la atención a las víctimas del atentado del 19 de junio de 1987 del Hipercor de Barcelona. Ella se dio cuenta de que los afectados tienden a aislarse, que les cuesta mucho desplazarse, debido también a las lesiones físicas que padecen, o que se habían rendido y creían que no se les podía ayudar. La manera entonces de atenderles fue acudiendo a sus casas. Una vez que vas hasta ellos y te conocen y les transmites que les puedes ayudar, que puedes hacerles sentirse mejor, entonces sí quieren contar contigo", insiste el profesor de la UNED.

Para poder llevarlo a cabo el SPA ha formado a 20 psicólogos que han que sido entrenados especialmente para atender a las víctimas y analizar tanto sus aspectos psicopatológicos como su situación general psicosocial: familia, pareja, trabajo, etc.

"Lo más importante que han aprendido es a escuchar a las víctimas. En los libros se puede leer lo que significa el síndrome de estrés postraumático, pero para poder entender qué pasa realmente, cómo están los afectados hay que dejar que te cuenten y tratar así de entender qué significa perder un hijo o los pulmones y el oído, como le sucedió a una de nuestras jóvenes participantes", agrega el experto psicólogo de Madrid.

Insiste en que los datos de la elavada cifra de problemas psicológicos no resultan extraños, "porque concuerdan con los obtenidos en otros trabajos previos. Nosotros hemos atendido también a policías o personal sanitario que asistió a las víctimas y que sufrieron TEPT, pero en este tipo de víctimas los síntomas tendieron a disminuir gradualmente en los seis años siguientes".

No sucede lo mismo "con los afectados directos (bien los que, por ejemplo, los que han perdido un familiar o han sufrido ellos mismos el evento traumático. En estos casos, como sucede en los soldados que han vuelto de guerras como la de Vietnam, el trastorno continúa. En una parte de ellos se hará incluso crónico, por eso es necesario seguir ayudándoles, para que sus síntomas mejoren. Y la sociedad debe ser consciente de este hecho para no abandonarles", apostilla el doctor Martorell.
Prueba de ello es la elevada tasa de comorbilidad de estas víctimas: "Hasta un 60% tiene más de un trastorno psicológico", agrega.

Otro de los objetivos que está llevando a cabo el equipo de Martorell es atender a los hijos de las víctimas. "Está demostrado que uno de los factores de riesgo de la depresión infantil es la depresión de los padres de ahí que estemos atendiendo a los hijos y a la familia de las víctimas con el fin de reducir el riesgo de trastornos psicológicos".

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