sábado, 5 de mayo de 2012

La hormona ILP8 garantiza el crecimiento proporcional - DiarioMedico.com

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retrasa la maduración en 'drosophila'

La hormona ILP8 garantiza el crecimiento proporcional

Un equipo del CSIC ha identificado en Drosophila una hormona peptídica de la familia de la insulina, denominada ILP8, que avisa de la existencia de alteraciones como heridas o tumores. Esta señal detiene el crecimiento para dar tiempo a la reparación de los tejidos dañados.
María Sánchez-Monge | 04/05/2012 00:00



Todos los seres vivos disponen de mecanismos que controlan su crecimiento. Cada especie tiene un tamaño diferente, que está determinado por los genes. Los órganos crecen hasta un determinado punto y, además, lo hacen de forma proporcionada y simétrica. Dos estudios que se publican hoy en Science, uno de ellos realizado por un grupo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), identifican la señal que se encarga de retrasar la maduración en Drosophila cuando se producen alteraciones como heridas o tumores.

El equipo de María Domínguez, del Instituto de Neurociencias de Alicante, ha descubierto que la responsable de esa señal es una hormona peptídica de la familia de la insulina, denominada ILP8. "Hemos visto que cuando provocamos un tumor a las moscas las células tumorales activan esta hormona a niveles muy elevados para indicar que no se ha completado el crecimiento", ha explicado a Diario Médico la investigadora.
  • Los investigadores esperan que, al pertenecer a la familia de la insulina, esta hormona también esté conservada en otros organismos
También la segregan las células que se encargan de regenerar los tejidos tras una lesión. "Esta hormona comunica a los órganos en crecimiento y al sistema endocrino que deben esperar porque hay un tejido dañado y se necesita tiempo para repararlo. Cuanto más daño, más se produce la hormona", ha añadido.

Función
El resultado final es un retraso en el crecimiento que permite alcanzar la madurez en las mejores condiciones. Según ha precisado la científica, este mecanismo de compensación es esencial porque "el tamaño, la proporción y la simetría tienen implicaciones directas en la función. La supervivencia puede depender de la estructura y del tamaño de los tejidos y órganos".

De hecho, se sabe que cada parte del organismo tiene un programa genético de crecimiento específico y muy preciso. Pero como las condiciones no son perfectas, se producen distintos tipos de estrés genético y ambiental que dan lugar a alteraciones locales. Durante la etapa de gestación y crecimiento, es decir, hasta la pubertad, es cuando se registra una mayor plasticidad, que se traduce en mejores sistemas para compensar las alteraciones que pueden generar factores como la malnutrición de la madre.

"Si el individuo tiene la capacidad de compensar esas alteraciones, debería de existir una señal que se comunicase a todos los órganos en crecimiento", ha señalado Domínguez. ILP8 es el elemento que faltaba para explicar la colaboración entre los órganos y el sistema endocrino que permite ajustar el programa de crecimiento y el tiempo de maduración, de forma que la mosca llegue a su etapa madura únicamente cuando ha alcanzado el tamaño normal y sus diversas partes guardan las proporciones y la simetría correctas.

Los investigadores esperan que, al pertenecer a una familia tan conocida como es la de la insulina, esta hormona "también esté conservada en otros organismos", según Domínguez. En este sentido, ha recordado que el grueso de genes relacionados con patologías como la diabetes, el cáncer o la obesidad identificados en Drosophila también han sido hallados en humanos.
  • Cuanto más daño, mayor cantidad de la hormona se genera. Esto se observa tanto en las células tumorales como en las que regeneran tejidos
Implicaciones en cáncer
Domínguez ha señalado que su trabajo "sienta las bases para comprender los problemas relacionados con el crecimiento proporcional y simétrico. Tenemos un primer gen que codifica una hormona que retrasa la pubertad".

Las futuras investigaciones sobre ILP8 deberán ahondar en su relación tanto con la regeneración como con el cáncer. "Esta hormona hace que la larva de Drosophila entre más tarde en la pubertad y tenga más tiempo para crecer", ha indicado la investigadora. De este modo, las células tumorales también cuentan con más tiempo para propagarse. Por eso, "si hay algo parecido en humanos, sería una diana terapéutica".

En el segundo estudio que se publica hoy en Science, el grupo de Pierre Leopold, de la Universidad de Niza (Francia), describe la alta presencia de ILP8 en aquellas condiciones en las que los problemas de crecimiento de la Drosophila producen un retraso del desarrollo. La expresión de este péptido es suficiente para retrasar la metamorfosis de la mosca sin afectar a la integridad de sus tejidos.
(Science. DOI: 10.1126/ science.1216735 y 1216689).

Simetría Perdida


Lo normal es que el tamaño de las alas de Drosophila melanogaster sea idéntico. Los autores de los trabajos que se acaban de publicar en Science revelan que las moscas adultas que carecen de la hormona ILP8 desarrollan una asimetría significativa entre el ala izquierda y la derecha. Esta fotografía, tomada por el equipo de Andrés Garelli y María Domínguez, del Instituto de Neurociencias de
Alicante, perteneciente al CSIC, muestra una hembra de Drosophila a la que le falta el gen que codifica ILP8.

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